
León Ferrari
En las obras de los años 60 León Ferrari destruye, reconstruye y desmantela el sistema del lenguaje para recargarlo de sentido. Las esculturas en alambre que realizó en 1960 y 1961, descendieron al papel en forma de dibujos en 1962. Las escrituras llamadas “ilegibles”, se combinaron en los años 60 con otras obras como “Carta a un general” que si bien entran en la serie llamada “grafismos” su propio nombre delata que hay algo más en las complejas y poéticas páginas que producía. “En el principio lo que hacía era una escritura deformada, o directamente signos del alfabeto inventados. Era una palabra incomprensible. Bajo esa forma escribí una serie de dibujos que titule Carta a un general, fue la primera vez que introduje el elemento político y conceptual en mi arte”.1

e lo que se trata en Ferrari es como elabora el ámbito de la significación, un tema que lo preocupó por muchos años, que aparece claramente en su obra “Cuadro escrito” de 1964, y que desarrollará en la conferencia “El arte de los significados”, en 1968. Aquí afirmaba un credo que recorrerá toda su obra: la relación entre arte y poder. En este texto, al hablar de los nuevos materiales que los artistas plásticos introdujeron en los 60, afirmaba que se había rechazado “uno de los materiales estéticos más importantes: los significados. Cuando algunos teóricos afirman que la ideología es el anticuerpo del arte o que los significado son irrelevantes en el juicio de la obra y cuando algunos artistas afirman que no es posible mezclar la política con el arte, están en realidad afirmando que los contenidos, por lo menos los contenidos políticos, no son materiales estéticos sino que son estéticos antiestéticos”.2 La traducción del lenguaje en signos ha continuado hasta recientemente: en 1997 realizó la dos series “Brailles” en donde escribió poemas de Borges en Braille sobre desnudos de Man Ray, Ferdinando Scianna y Tatiano Maiore, y versículos de la Biblia sobre imágenes religiosas, noticias periodísticas y publicaciones de la ONU y la iglesia.

Ferrari enfatiza la caligrafía, pues esta sostiene y da forma el contenido del lenguaje escrito, y la sella con la singularidad del sujeto. Sus obras de principio de los 60 despliegan de la belleza atractiva del garabato a la fascinación de la página caligrafiada. Y en su investigación inaugura el creciente interés de los años 60 por el signo y la importancia del sujeto. Luego de todo lo escrito sobre el signo lingüístico en los 60 y primeros 70, Barthes imaginaba en 1975 una lingüística del valor. Para hacerla posible quería introducir también consideraciones de dos elementos: las ‘notificaciones’ –hay que asestar el mensaje y asignar un auditor- y las ‘firmas’ -uno se muestra, uno no puede dejar de mostrarse-. “Para este análisis”, dice, “no se hará otra cosa que desplegar la etimología del verbo ‘significar’: fabricar un signo, hacer señas (a alguien), reducirse imaginariamente a su propio signo, sublimarse en él”.3 Es esta, y no otra, la actividad de calígrafo de Ferrari.
1 – Citado en “León Ferrari: la arquitectura de la locura”, María Clara Bernal, http://www2.essex.ac.uk/arthistory/arara/issue_four/paper3.html . León Ferrari en conversación con Claudio Zeiger, Las palabras y las cosas en Radar, junio 1998.
2 – León Ferrari, “El arte de los significados”, agosto 1968. Trabajo presentado por León Ferrari en el primer encuentro de artistas que formaron el grupo «Tucumán Arde» en Rosario (Argentina) en agosto de 1968.
3 – Roland Brathes, en ‘Roland Barthes par Roland Barthes, Seuil, Paris, 1975, p.169.
Este texto fue publicado en el catálogo de la exposición Las Horas. Artes Visuales de Latinoamérica Contemporánea, por la editorial Hantje Cantz acompañado la exposición se realizó en IMMA -Irish Museum of Modern Art- en Dublín del 5 de octubre del 2005 al 15 de enero del 2006, y luego itineró al Museo de Arte Contemporáneo de Sídney del 21 de junio al 2 de septiembre del 2007. (Ver Exposiciones)

